La hora de las regiones y de un país más justo y equilibrado no va a llegar nunca mientras la apatía de la gente de regiones sea la tónica.

Es necesario dejar el aletargamiento al que nos tiene sometido el centralismo asfixiante. Debemos ser capaces de romper la inercia histórica que ha postergado por siempre a los territorios, ciudades y barrios que no sean a los que pertenece la taquilla metropolitana.

De una vez por todas hay que decidirse y actuar todos juntos, las gentes de regiones en pos de un país distinto, un país que se piense y se diseñe desde las regiones, las élites centrales no lo han hecho bien y es necesario relevarlas, potenciando los liderazgos auténticamente regionales, con testimonio de vida y arraigo en los territorios. La fuerza regional ya ha dado pruebas de coordinación transversal y éxito cuando se propone causas justas y objetivos alcanzables.

La lucha en todo caso, no es contra la capital ni menos contra su gente, ellos son y deben ser nuestros principales aliados, sus causas y malestares son motivo de nuestra preocupación y además que solamente unidos podemos generar la gran oportunidad de construir un mejor país, un país que, en base a la movilización transversal de su gente, logre despercudirse y dejar atrás a los líderes, partidos y élites, orientadas al poder por el poder y acostumbradas a manipular los procesos sociales, de desarrollo y también la democracia.

Es hora de pasar a la acción y demostrar lo que la gente piensa, juntos a la hora señalada, en el lugar más indicado y las veces que sea necesario, con los elementos que los creativos estimen, debemos ser capaces de autoconvocarnos para hacer público nuestro malestar.
Todo ha ido y deberá seguir increscendo a medida que pase el tiempo, hasta lograr una multitud nacional que pueda impulsar los cambios hacia un Chile democrático, equilibrado y justo, que todos merecemos, sin importar el origen o donde se viva, ni cuanto se tenga.

Es hora de asumir el protagonismo que Chile reclama de los líderes regionales.

Hay que atreverse a provocar a los mejores jóvenes de Chile, para que en todas las regiones y en todo el país se inicie un gran movimiento regionalista y federal.
Esto nos permitirá, alcanzar identidad y desde allí difundir nuestra justa propuesta, convocando y provocando al país entero, aprovechando todos los medios a nuestro alcance para encantar a quienes hoy están alejados de la política ante la ausencia de banderas de lucha que los motiven.

El país puede contar con las comunidades regionales para enfrentar desafíos mayores, construyendo una nación descentralizada, justa y equitativa, donde las decisiones y recursos se administren cerca de la gente, donde las gotas de agua lleguen a las distintas personas, las regiones debemos iniciar el camino a las grandes ligas, el futuro depende de nosotros ¡vamos! que entre todos se puede.

Por el Chile que todos soñamos,
atentamente, Diego Benavente Millán, hijo de la araucanía.