En el Diario El Mercurio del jueves 26 de julio de 2012, página A3, bajo el título Presupuesto y Regiones, se informa que las regiones del país han gastado hasta ahora solo el 46,4 % de los recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional en el Primer Semestre del año en curso 2012, según un informe de la Subsecretaría de Desarrollo Regional.

Se informa para nuestra desazón que nuestra querida Región de Atacama registra el nivel más bajo de todo el país, con un absurdo 23,5%.

Desgraciadamente, no es la primera vez que estamos en esta situación, ya que hace muy poco tiempo atrás también se anunció que incurríamos en la misma falencia inexcusable, y luego de eso los encargados se pusieron a ejecutar el gasto aceleradamente, lo que obvio no es lo más aconsejable para gastar de la manera más conveniente para la región.

Esta situación deja ver una vergonzosa desidia, e incapacidad injustificable, y puede dar pie para que los acaparadores abusivos del nivel central, vuelvan a argumentar que acá no tenemos gente preparada ni capaz de manejar nuestras finanzas, ni capacidad para decidir que hacer con nuestro presupuesto, ni menos sobre nuestro destino, y de paso puede servir para que se aprovechen y los próximos años nos entreguen un presupuesto cada vez más menguado en relación a lo que aportamos como región al país. Si lo poco que nos entregan, que es casi migajas, no se gasta o no se gasta bien, no dudemos que tratarán de entregarnos menos para dejárselo todo para ellos, para beneficio del centro donde tienen hacinado y asfixiado a la mitad del pueblo de Chile, precisamente por el ciego centralismo que les domina, y que les obnubila.

Ya basta de esta situación, las autoridades regionales deben ponerse las pilas, y a los funcionarios responsables, que no cumplen como es debido con la ejecución, planificada y oportuna del presupuesto calificarlos mal, y en caso necesario derechamente cambiarlos por otros que podrían hacerlo mejor, que de hecho los hay, para que planifiquen y ejecuten el presupuesto como es debido en bien de la satisfacción de nuestras necesidades regionales más trascendentes, que las hay muchas, y que son apremiantes. Hay que ponerle ojo a la falta de ejecución del gasto público, pues allí está una oportunidad para darle un real beneficio a nuestra región y a sus habitantes.
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