A propósito de Pedro León Gallo: El regionalismo en pasado y en presente.

21 enero 2011 Déjanos tus comentarios


Pese a los diversos intentos en pro de la regionalización -incluso algunos recientes, como la creación de nuevas regiones- y anteproyectos que periódicamente se anuncian sobre cambios en las gobernaciones e intendencias, el país sigue adoleciendo de un excesivo centralismo.

A las causas históricas originales se suman los efectos no deseados de largas políticas de sesgo estatista, que concentran iniciativas, actividades y oportunidades en la Región Metropolitana, a expensas de las demás. Los umbrales de progreso que hemos alcanzando y las metas de superación del subdesarrollo que se han fijado no se condicen con la persistencia de este problema del centralismo, pero él está gravosamente anclado en el inconsciente político colectivo, con una intensidad que ya se objetó a mediados del siglo XIX.

Así, Pedro León Gallo (1830-1877), precursor sui géneris del regionalismo, gastó sus días y su fortuna en la lucha por desconcentrar el poder capitalino y fortalecer el ámbito de decisiones y operaciones desde las provincias.

El ingente desarrollo de la industria minera en aquella época -comparable en algunos aspectos con la actual del cobre- puso entonces en evidencia flagrante la paradoja del problema de centralismo que hasta hoy afecta a Chile. Buena cuenta reciente de ello han dado, por ejemplo, el estudio del Premio Nacional de Historia Sergio Villalobos sobre "Pedro León Gallo. Minería y política" y un interesante ensayo del embajador en Argentina, Adolfo Zaldívar, titulado "A propósito de Pedro León Gallo: El regionalismo en pasado y en presente".

Al parecer, otros trabajos similares en preparación confirmarían la inquietud que late en torno a este problema, no sólo entre historiadores, sino, significativamente, también entre políticos. Y ella es fundada: las consecuencias de no haber logrado un reordenamiento más razonable están a la vista.

Examinar este tema desde una perspectiva histórica es valioso para proyectar posibles escenarios de cambio futuro: los diseñadores de reformas pueden echar mano a un stock no escaso de políticas que no han dado resultado. Y los dos estudios referidos reflejan -con diversos énfasis- el efecto desequilibrador del centralismo.

Si los centros de poder y decisión siguen concentrados en la capital, por efecto centrípeto el capital humano, económico y cultural tenderá a radicarse inequitativamente en el centro, como de hecho ha ocurrido.

Hoy, como en tiempos de Pedro León Gallo, la "geografía" de nuestro principal producto, la minería, podría ofrecer una clave para morigerar esta larga distorsión.


El Royalty minero es de las regiones mineras, el agua es un derecho humano, las regiones deben ser libres dignas y autónomas, por todo eso y por el sueño de Atacama, atentamente, La II asamblea Constituyente.

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