A 50 años desde el descubrimiento de Chañarcillo. Hoy a 163 años

16 marzo 2011 Déjanos tus comentarios



Para los viejos atacameños que hemos conocido de cerca y visto, con nuestros propios ojos, el portentoso apogeo de este árido pedazo de la patria, fecundizado con el sudor de sus hijos, no puede sernos indiferente el lamentable estado de postración en que se encuentra la provincia que habría podido cruzar su territorio con rieles de plata en vez de vías férreas, si para este objeto se hubieran destinado siquiera los intereses de la ganancia que ha rendido su explotación.

Han transcurrido 50 años desde el descubrimiento de Chañarcillo (1848), época en que la provincia de Atacama no era sino una vasta colmena de mineros en movimiento; y la verdad es que si viviera el inmortal Jotabeche habría de cambiar su célebre frase:
¡Quien te ve y quien te vió…!

Por esa otra, que con las mismas palabras, dice lo contrario:

¡Quien te vió y quien te ve…!

En efecto, quien haya visto de cerca lo que era la provincia de Atacama, ahora a cincuenta años de aquéllos acontecimientos y contemple su estado actual de abatimiento no podrá menos que exclamar:
¡quantum mutatus ab illo!
(¡Cuán diferente de lo que antes era!)

Y esta mudanza, en realidad, no ha nacido de empobrecimiento de la provincia, ni de falta de herejía de sus hijos sino que de las corrientes industriales que han tenido que variar de curso, divagando por aquel vasto territorio, sin que la acción gubernativa se haya preocupado de encauzarlas, ni héchose sentir con medidas de fomento que impidieran que las nuevas empresas crezcan y se desarrollen a costa de la existencia de las antiguas, como desgraciadamente ha sucedido. Cada empresa nueva que haya surgido, ha costado la muerte de otra: cada creación de un puerto, de un departamento, han sido señalados por la supresión de otros, manteniéndose un statu quo de lamentable atraso en su administración.


Atentamente, THINK TANK, CEA, Centro de Estudios Atacama.

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